Comentario
El proyecto de decoración escultórica del Palacio Real Nuevo puede considerarse, por su envergadura, obra única de la Europa de su tiempo. Al programa que en él se debía desarrollar no se llegó de una vez, sino a través de sucesivos programas ideados por Sachetti, el jesuita francés P. Fèvre y el benedictino Padre Sarmiento. Olivieri, llegado de Italia para incorporarse como director de la decoración escultórica del Palacio, plasmará en 1742 el programa de Sachetti, un proyecto meramente decorativo, consistente en trofeos guerreros y mascarones para las puertas y ventanas respectivamente, así como cartelas con inscripciones para la balaustrada más esculturas de bulto para la balaustrada del patio. Fèvre y Sarmiento criticarán el proyecto de Sachetti por tratar de cosas tan generales que podían ser aplicables a cualquier monarca europeo y no exclusivamente al rey de España; proponen por ello un programa de carácter histórico basado en los grandes personajes de la monarquía española.
Finalmente va a ser el Padre Sarmiento quien idee el programa definitivo al que llegará a través de dos proyectos, el de 1743, en el que se ofrecía distintas alternativas, y el de 1747, que contenía un programa ya cerrado. Según Sarmiento, el palacio se concebía con carácter bipolar político-religioso. Así, la zona sur, donde se encontraban las habitaciones del rey, tenía un carácter profano y se dedicaba al Sol, que se identificaba con el monarca representado por el León coronado abrazando dos mundos; en cambio, la zona norte encerraba un significado religioso, pues en ella se encontraba la capilla. Aquí debía representarse, por oposición, la exaltación del León, que tenía lugar bajo el signo de Aries, simbolizado por el Carnero, que fue sustituido por el Cordero para incorporar el sentido religioso.
El sistema de adornos del Padre Sarmiento integraba temas de la historia de España colocados con finalidad pedagógica e instructiva. En la balaustrada superior se representaba la serie de los reyes de España, para lo cual el benedictino señaló con rigor histórico la indumentaria y los atributos correctos, según fueran godos, asturianos, leoneses o castellanos. Había deseo de mostrar que a esta antigua monarquía se incorporaba por derecho hereditario el primer Borbón, Felipe V, que aparecerá en lugar destacado en la fachada principal de palacio junto a su esposa María Luisa de Saboya, pareja regia que había iniciado el palacio, y Fernando VI y Bárbara de Braganza, que lo terminaron.
Las estatuas regias fueron adjudicadas en 1749 por Juan Domingo Olivieri y Felipe de Castro a un buen número de escultores, entre los que se encontraban Luis Salvador Carmona, Juan Pascual de Mena, Antoine Dumandré, Roberto Michel, Alejandro Carnicero, Felipe del Corral, Juan Porcel y otros, reservándose los propios directores algunas estatuas del conjunto. La serie de los reyes de España compone un conjunto espectacular de estatuaria profana realizada en piedra blanca de Colmenar. El dinamismo de sus líneas compositivas de cuño berninesco y la diversidad de indumentarias y actitudes evitan el peligro de la monotonía en las representaciones regias. Colocadas en la balaustrada de palacio, desde allí no se apreciaría, dada la altura, la talla sintética, con pocos detalles, con que están realizadas siguiendo el consejo de Olivieri. Desgraciadamente, esta gran serie se malogró cuando Carlos III dio orden (1760) de bajarlas y guardarlas almacenadas hasta que fueron repartidas por diferentes jardines de la Península. El rey adecuaba de esta manera el palacio a su gusto neoclásico.
La misma suerte correría el conjunto del piso principal consistente en catorce estatuas para los ángulos de reyes de los distintos reinos peninsulares -Castilla, Aragón y Navarra- incluyendo Portugal -Alfonso I y Juan V- y América representada por Moctezuma y Atahualpa. La serie se completaba con Santiago y San Millán, patronos de España. Algunos de estos reyes han sido devueltos a su lugar originario. Fueron esculpidos por los mismos escultores antes citados, a partir de 1749.
Para la fachada principal que se abre a la plaza de la Armería, Sarmiento había ideado un Sol y un León, que simboliza al monarca entre la Luna creciente y decreciente y que hacen referencia a los súbditos que se mueven en torno a él. Además, un relieve de la España armígera que ejecutaría Olivieri, representada por una matrona romana con atributos guerreros y bajo ella el dios Plutón, simbolizando el poderío militar y la riqueza de España, respectivamente. En el ático se disponen las dos parejas reales constructoras del palacio, antes mencionadas, y en la parte baja cuatro emperadores romanos, entre ellos los de origen español. Arcadio en lugar de Trajano, Adriano, Teodosio y Honorio, cuya ejecución se reservaron los directores Olivieri y Castro. Finalmente la serie de reyes legendarios de España y héroes mitológicos iba destinada a los frontispicios, según el Padre Sarmiento, para enraizar la monarquía española con la Antigüedad clásica, tanto histórica como mítica. En definitiva un completo programa en el que los súbditos deberían leer como en un libro abierto.